El 11 de marzo de 2004 quedó grabado en la memoria colectiva de España como uno de los días más oscuros de su historia. Diez explosiones coordinadas en cuatro trenes de cercanías en Madrid segaron la vida de 193 personas e hirieron a más de 2.000. Aquel jueves fatídico, la ciudad despertó con una tragedia sin precedentes, dejando una herida que, aún hoy, sigue abierta.
A 21 años del atentado, Madrid ha rendido homenaje a las víctimas en un emotivo acto celebrado en la Real Casa de Correos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, han depositado junto a las asociaciones de víctimas una corona de laurel en la placa conmemorativa de la fachada del edificio. Acompañándolos estuvieron Maite Araluce, presidenta de la Asociación Víctimas del Terrorismo; Juan Francisco Benito, de la Fundación Víctimas del Terrorismo, y Montserrat Soler, de la Asociación 11M Afectados del Terrorismo.

El alcalde Almeida ha asegurado que siempre estará al lado de las víctimas y ha defendido la necesidad de recordar la tragedia sin politización, lamentando que ciertos sectores utilicen la memoria del 11M con fines partidistas. Mientras, desde la oposición, voces como la de Reyes Maroto (PSOE) han insistido en que «aún hay muchas respuestas que dar», mientras que Vox ha subrayado que el atentado «cambió para siempre el rumbo político del país».
La mañana del horror
A las 7:37 de la mañana, una serie de explosiones comenzaron a sacudir los trenes en las estaciones de Atocha, El Pozo, Santa Eugenia y la calle Téllez. En minutos, el caos se apoderó de Madrid. Los servicios de emergencias trabajaron sin descanso para atender a las víctimas mientras el país entero se paralizaba ante la magnitud del ataque. Testimonios de aquel día reflejan el dolor y la confusión:
«Recuerdo el estruendo, el polvo y los gritos. Pensé que había sido un accidente, pero al ver los cuerpos en el andén supe que era algo mucho peor», relata Miguel, uno de los supervivientes.
«Salimos de casa sin saber que nunca volveríamos a ver a nuestro hijo. Aún esperamos respuestas», confiesa Marisa, madre de una de las víctimas.

Un vuelco político y una investigación con sombras
El atentado tuvo lugar tres días antes de las elecciones generales en España, lo que generó una crisis sin precedentes en el Gobierno de aquel entonces. En un primer momento, las autoridades apuntaron a ETA como responsable del ataque, una versión que rápidamente fue cuestionada por informaciones que vinculaban la masacre a células islamistas. Esta contradicción generó una fractura política que influyó en el resultado electoral, dando la victoria al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, en detrimento del PP de José María Aznar.
La investigación oficial concluyó que el atentado fue perpetrado por terroristas islamistas, inspirados por Al Qaeda en represalia por la participación de España en la guerra de Irak. Sin embargo, con el paso de los años, han persistido dudas y teorías sobre cómo se llevó a cabo la investigación, las pruebas desaparecidas y los interrogantes sobre la autoría intelectual del ataque.
Uno de los aspectos más cuestionados fue la gestión de las pruebas. La desaparición de los restos de los trenes sin un análisis exhaustivo y la falta de claridad en algunos informes forenses han alimentado la incertidumbre.
Mientras el Gobierno del PP insistía en la autoría de ETA, la oposición del PSOE se valía de la indignación popular para movilizar un cambio de voto en los días previos a las elecciones. La celebración de las elecciones en pleno clima de conmoción y la presión social generada por las protestas del 13M cambiaron el curso de la historia política de España.
El legado del 11M: memoria y justicia
A pesar de las controversias, lo que sigue intacto es el dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos. Cada año, los actos conmemorativos buscan mantener viva la memoria de las víctimas y exigir que la justicia sea completa.
Madrid rinde homenaje en la estación de Atocha y en otros puntos de la ciudad con minutos de silencio, la colocación de flores y la lectura de los nombres de los fallecidos. «No queremos que se olvide. No solo por nuestros hijos, esposos o padres, sino por todos. Porque el 11M nos cambió a todos», dice Ana, presidenta de una asociación de víctimas.
El 11M no solo fue un ataque contra Madrid, sino contra toda España. Su recuerdo sigue presente en cada aniversario, en cada investigación y en cada persona que busca respuestas. Hoy, más que nunca, es necesario recordar a quienes perdieron la vida aquel día y reivindicar la memoria, la justicia y la verdad.
Cronología del 11M: una mañana que cambió la historia
El 11 de marzo de 2004, Madrid despertó con el bullicio habitual de una gran ciudad. Miles de personas abordaban los trenes de cercanías en Alcalá de Henares y otros puntos del extrarradio madrileño, sin saber que en apenas unos minutos sus vidas cambiarían para siempre.
07:37-07:39: El primer estruendo sacudió la estación de Atocha. En cuestión de segundos, otras explosiones hicieron volar los vagones en El Pozo, Santa Eugenia y la calle Téllez. El suelo tembló y el aire se llenó de humo, cristales y gritos. La gente corría desorientada, con los rostros cubiertos de polvo y sangre. Algunos no pudieron moverse.
08:00: Los servicios de emergencia comenzaron a llegar. Bomberos, policías y sanitarios se abrieron paso entre los restos de los trenes destruidos. Los supervivientes intentaban auxiliar a los heridos, mientras el ulular de las sirenas rompía el silencio del horror. Las ambulancias trasladaban a los heridos a los hospitales, muchos en estado crítico.
10:30: La policía encontró una furgoneta en Alcalá de Henares con detonadores y una cinta en árabe. Las primeras sospechas de que ETA era la autora del atentado comenzaron a tambalearse.
13:00: El Gobierno insistía en la autoría de ETA, pero en los medios internacionales ya se hablaba de una posible conexión islamista. La confusión aumentaba.
18:00: Miles de personas comenzaron a reunirse frente a la sede del PP en la calle Génova. Mensajes de móvil con la frase “Pásalo” se extendieron por todo el país. La indignación crecía y la incertidumbre se apoderaba de la ciudadanía.
13 de marzo: La policía detuvo a los primeros sospechosos de origen marroquí. Se fortalecía la hipótesis del terrorismo islamista.
14 de marzo: España votó bajo la sombra del terror. La participación electoral alcanzó un récord histórico. El PSOE, que iba por detrás en las encuestas antes del atentado, ganó inesperadamente las elecciones.
3 de abril: En Leganés, los terroristas del 11M se inmolaron al verse rodeados por la policía. La explosión acabó con sus vidas y con la de un agente del GEO.
2007: Se dictó sentencia. Se condenó a varios islamistas, confirmando la autoría y descartando la implicación de ETA.
El 11M no solo marcó el calendario de España, sino su historia. La memoria de aquellos que perdieron la vida sigue viva, y la búsqueda de la verdad continúa siendo un compromiso con la justicia y la dignidad de las víctimas.