La cornada sufrida por el novillero Sergio Rollón este 12 de julio en la plaza de Valdetorres de Jarama ha desatado no solo preocupación por su estado —afectado actualmente por una grave cornada que involucra la arteria y vena femoral—, sino también serias dudas sobre la rapidez médica taurina en el traslado desde la enfermería hasta el hospital. El hecho de que el tiempo transcurrido entre la cogida y la evacuación en helicóptero superara la hora alimenta el debate: ¿se están cumpliendo los protocolos con la agilidad necesaria?

Contexto del incidente y su relación con la rapidez médica taurina
Durante la final del Circuito de Novilladas de Madrid, Rollón cayó presa del toro al entrar a matar. La cornada, que atravesó el triángulo de Scarpa, provocó una hemorragia inmediata y obligó a detener el festejo. Tras su estabilización en la enfermería —un quirófano móvil equipado—, se decidió su traslado en helicóptero al Hospital La Paz, debido a la gravedad y la urgencia tras la cornada que impacta directamente la femoral.
Según fuentes médicas taurinas, el tiempo desde que ocurre una cornada crítica hasta la evacuación idealmente no debe superar los 30–40 minutos. El retraso de más de una hora en Valdetorres no solo genera inquietud entre los profesionales y aficionados, sino que también reaviva el recuerdo de otro caso emblemático: la tragedia de Paquirri.

El caso Paquirri y su impacto en la rapidez médica taurina
El 26 de septiembre de 1984, el matador Francisco Rivera “Paquirri” sufrió una cornada en Pozoblanco que afectó la femoral y la vena safena. El herido fue atendido en una enfermería de plaza, donde se aplicó un torniquete, pero el traslado en ambulancia a Córdoba tardó cerca de 70 km y prolongaciones de hasta una hora, y falleció poco después en el Hospital Militar de Córdoba por shock hipovolémico.
La resonancia de esta tragedia provocó una reforma normativa clave: se estableció como obligatorio contar con Unidades de Vigilancia Intensiva móviles, quirófanos equipados y personal médico especializado (cirujano, anestesista, enfermero) en plazas de primer y segundo nivel.
El protocolo médico taurino focalizaba en el control de daños en la propia plaza y acelerar el traslado al centro hospitalario.
Valdetorres y el reto de implementar la rapidez médica taurina actual
El incidente de ayer muestra que aún hay margen de mejora. Aunque la cornada se produjo hacia las 19:30 y el helicóptero despegó antes de las 21:00 —tiempo suficiente para estabilizar al herido—, el retraso fue superior a una hora y se cuestiona si los tiempos fueron los adecuados. La rapidez médica taurina requiere que las fases —atención en plaza, estabilización y traslado— se encadenen sin dilación excesiva.
La intervención se produjo en una enfermería móvil equipada, respetando lo exigido por normativa post-Paquirri y el apoderado confirmó que “hubo que reanimarlo en un momento” . Sin embargo, especialistas en medicina taurina señalan que la atención vital iniciada en la enfermería debe preceder a un traslado inmediato, con tiempos inferiores a 30 minutos entre la primera atención y el despegue .

Lecciones aprendidas: ¿es hora de revisar los plazos de evacuación?
- Optimización del quirófano móvil: asegurar que toda la preparación y asistencia se realice sin perder tiempo entre la cornada y la decisión de evacuación.
- Corresponsabilidad entre equipo médico y organizadores: activar protocolos de alerta inmediata para disponer del helicóptero en minutos.
- Revisión de normativa taurina: ¿es estrictamente obligatorio el límite actual de tiempo? ¿Se deben fijar tiempos máximos desde la cornada hasta la llegada al hospital?
La normativa actual establecida en los años posteriores a Paquirri fue un avance decisivo, pero como pone en evidencia el caso Rollón, la rapidez médica taurina debe medirse no solo por la infraestructura, sino también por la eficiencia coordinada del equipo.
Mirando al futuro: propuestas y conclusiones
- Protocolos con tiempo límite: reforzar mecanismos para que se garantice que ningún traslado se demore más de 30–40 minutos tras el diagnóstico de cornada grave.
- Ensayos y simulacros: probar protocolos médicos y logísticos en cada plaza, anticipando fallos y detectando puntos críticos en la coordinación.
- Formación continua del personal: médicos, enfermeros, técnicos en emergencias deben entrenarse en los últimos avances de medicina de trauma vascular y evacuación urgente.
El caso de Sergio Rollón es una llamada a la acción. Si bien se cumplen los requerimientos legales —enfermería móvil, quirófano, especialistas—, la rapidez médica taurina aún debe perfeccionarse. Superar la barrera del tiempo entre la cornada y el traslado no es un lujo, es una necesidad que puede marcar la diferencia entre la vida o muerte.