En el corazón de la provincia de Toledo, Illán de Vacas se alza como un símbolo de la España vaciada. Con apenas dos habitantes censados en 2024 (según el INE), este municipio es el menos poblado de toda España, una cifra que contrasta con la vitalidad de su historia y el encanto de sus paisajes. Nos hemos desplazado hasta aquí para entender mejor la realidad de estos pequeños municipios, que luchan por mantener su identidad frente al inexorable avance del tiempo y el despoblamiento.
Historia y cultura: un legado que resiste
Illán de Vacas hunde sus raíces en la Edad Media. Su nombre proviene del latín Iulianus en referencia al culto a San Illán o Julián, mientras que Vacas tiene un origen árabe (wakka). La primera referencia documental data de principios del siglo XIII, cuando Alfonso VIII lo incluyó en la jurisdicción de Talavera y Escalona. Posteriormente, Felipe II preguntó sobre su origen, y los alcaldes respondieron que el nombre proviene de un bienaventurado llamado San Illán, cuya ermita se encuentra a una legua del lugar.
A pesar de su reducido tamaño, Illán de Vacas ha conservado parte de su patrimonio, destacando su iglesia parroquial dedicada a San Pedro Apóstol. En el siglo XVII, el caserío fue repoblado con 37 familias, pero el éxodo rural a lo largo del siglo XX redujo drásticamente su población.

El reto de la despoblación: una lucha constante
Illán de Vacas es un claro ejemplo del fenómeno de la España vaciada, donde las infraestructuras escasas, la falta de empleo y la ausencia de servicios esenciales han provocado un éxodo constante hacia las ciudades. Sin embargo, los actuales habitantes del municipio resisten con una firme voluntad de preservar la esencia del lugar.
Hoy, la localidad cuenta con un alcalde, Javier Bollaín Renilla, un exbróker de Bankinter, quien lucha por mantener vivo el municipio. Él y su familia conforman la totalidad del censo oficial, aunque los fines de semana el pueblo se llena con visitantes y trabajadores del campo que cultivan las 600 hectáreas de olivos, calmos y cereales que conforman su término municipal.
A pesar de las promesas políticas, los pequeños municipios como Illán de Vacas se enfrentan a obstáculos administrativos, como la falta de un secretario municipal que permita realizar trámites esenciales. Sin esta figura, el pueblo no puede acceder a subvenciones ni realizar empadronamientos.

Entrevista al alcalde de Illán de Vacas: «La burocracia está matando a la España rural«
Illán de Vacas, el municipio con menos habitantes censados de España, sigue luchando contra el olvido administrativo y la despoblación. Su alcalde, Javier Bollaín Renilla, nos recibe telefónicamente para hablar sobre la situación del pueblo, la falta de apoyo institucional y su visión sobre el futuro de esta pequeña localidad toledana.
El municipio más pequeño de España que crece lentamente
El alcalde nos aclara que, aunque los datos oficiales indican que Illán de Vacas tiene dos habitantes censados, la realidad es que ya son entre siete y ocho personas registradas. Aun así, sigue siendo el municipio más pequeño del país. Bollaín explica que hay lugares con menos habitantes, pero al no estar considerados municipios, no entran en esta clasificación.
Un exbróker al frente del municipio
Javier Bollaín, con una extensa trayectoria en el sector financiero, cambió la gestión de inversiones por la administración de un pequeño municipio. “Lo lento que es todo en las instituciones me desespera. En la banca, si se puede hacer algo, lo haces pronto, pero en una administración es tremendo el tiempo que pasa hasta que puedes hacer algo”, lamenta.
Uno de los mayores problemas que enfrenta es la falta de un secretario interventor, una figura esencial para firmar cualquier documento administrativo. “Llevamos años solicitando un secretario porque no tenemos fondos para pagar uno, y al presentar documentos sin su firma, nos los rechazan. No entiendo por qué por un lado nos exigen cosas y por otro no nos proporcionan los recursos”, critica.

Se nos empieza a escuchar.
El alcalde denuncia que durante años la Diputación de Toledo no les ha escuchado ni atendido, en parte por pertenecer a un partido político diferente. “Ahora, con el cambio de gobierno, al menos nos han escuchado. Lo que no entienden los políticos que están en primera línea es que en los pueblos se elige a la persona, no al partido. Independientemente de las siglas, tienen la obligación de atender a todos”, sentencia.
El regreso al pueblo y la vida diaria
Bollaín no nació en Illán de Vacas, pero lleva viviendo allí de forma permanente los últimos años. “Antes veníamos los fines de semana o de vacaciones, tengo grandes recuerdos de mi infancia aquí”, comparte.
Sobre su decisión de mudarse tras su jubilación, explica: “Te jubilas y piensas: ¿qué pinto yo aquí? Me fui a mi pueblo, estoy con mi gente, miro las pocas tierras que tengo y llevo una vida tranquila. Si te quedas en Madrid, puedes ir a museos, pero aquí organizas tu vida a tu manera”.
El alcalde destaca la diferencia de haber pasado la pandemia en un entorno rural. “El COVID en Madrid fue horrible, en cambio aquí estábamos completamente aislados, solo con mi mujer. No tiene nada que ver”, recuerda.
Su día a día en el municipio es relajado. “Desayunar, vigilar que no haya cazadores furtivos, jugar al golf, ver series… una vida muy tranquila”, describe.
Descubre las Camisetas DD en nuestra tienda online
Los cambios en el pueblo y su futuro
Bollaín recuerda con nostalgia su infancia, cuando en Navidad pedía aguinaldo por las casas y el pueblo contaba con unas 80 personas. En aquel entonces, la economía se basaba en el campo, pero la tecnología redujo la necesidad de mano de obra, lo que obligó a muchas familias a emigrar.
A pesar de haber aparecido en diversos medios de comunicación, el impacto en el turismo ha sido limitado. “Los fines de semana sí viene gente a conocer el pueblo más pequeño de España”, dice. Su anécdota más curiosa ocurrió cuando un visitante llamó a su ventana indignado porque en pocos minutos ya había visto el pueblo. “Me dijo: ‘¿Y ahora qué hago?’ Le contesté: ‘Pues vaya a ver la cerámica de Talavera’”, relata entre risas.
Reivindicaciones y posibles soluciones
Cuando le preguntamos si ha recibido alguna propuesta para impulsar la rehabilitación del municipio, su respuesta es clara: “Ninguna”.
Si pudiera pedir tres cosas para mejorar la vida en Illán de Vacas, su lista es sencilla pero crucial:
- Rehabilitar el entorno urbano.
- Mejorar el asfaltado.
- Instalar un alumbrado eficiente.
Sobre el futuro del municipio, tiene una visión clara: “Para que Illán de Vacas no desaparezca, hay que urbanizar más, dar acceso a la vivienda y atraer gente de fuera, aunque sea solo los fines de semana. Eso sí, siempre respetando el entorno. No queremos una megaurbanización, sino crecimiento sostenible”.
La lucha por la supervivencia de un pueblo
Illán de Vacas es el reflejo de la España rural que lucha por sobrevivir. Su alcalde, con una mezcla de resignación y determinación, sigue reivindicando lo mismo: apoyo administrativo, infraestructuras y oportunidades para que su pueblo no desaparezca del mapa.

Naturaleza y tranquilidad: el otro lado de la moneda
A pesar de sus limitaciones, Illán de Vacas ofrece algo que las grandes urbes han perdido: tranquilidad absoluta, aire puro y un entorno natural privilegiado. Sus campos, marcados por el paisaje característico de la meseta castellana, invitan a la contemplación y al contacto directo con la naturaleza.
Este pequeño enclave es, además, un destino singular para aquellos que buscan experimentar la soledad en su estado más puro, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. La modernidad y la tradición conviven en el pueblo, con casas de más de 200 años donde la tecnología actual, como internet por satélite y asistentes inteligentes, se ha integrado en la vida cotidiana de sus habitantes.
Un futuro incierto, pero con esperanza
Illán de Vacas simboliza los desafíos y la resistencia de la España vaciada. Aunque la lucha contra la despoblación es compleja, este pequeño municipio nos recuerda la importancia de preservar nuestras raíces y buscar soluciones que permitan revitalizar estas localidades.
Mientras algunos ven la España vaciada como una problemática sin solución, otros como Bollaín creen que la falta de apoyo administrativo es el verdadero problema. Con mejores infraestructuras y una gestión eficiente, quizás estos municipios puedan encontrar el equilibrio entre modernidad y tradición para asegurar su supervivencia en el futuro.