Universidades en el punto de mira: otro ataque de un Gobierno indigno que pretende tapar su corrupción destruyendo la libertad educativa

Universidades en el punto de mira: otro ataque de un Gobierno indigno que pretende tapar su corrupción destruyendo la libertad educativa

El Gobierno de Pedro Sánchez ha desatado una nueva ofensiva, esta vez contra las universidades privadas, en un intento desesperado de desviar la atención de los múltiples escándalos de corrupción, pactos indignos y cesiones inconstitucionales que amenazan con hundir la ya frágil credibilidad de su Ejecutivo. Esta maniobra, lejos de estar motivada por una legítima preocupación por la calidad educativa, forma parte de la estrategia guerracivilista de un Gobierno que vive del enfrentamiento y el resentimiento, y no de la gestión o el respeto a las instituciones.

Un Gobierno que agita el odio para seguir en el poder

Durante un acto del PSOE en Málaga, la vicepresidenta María Jesús Montero atacó sin pudor a las universidades privadas, mostrando el verdadero rostro del Gobierno: la criminalización de todo lo que no controlan.

“La universidad privada es la principal amenaza que tiene la clase trabajadora. Hay quienes se compran el título. No se puede permitir que los hijos de los trabajadores tengan que esforzarse para sacarse una carrera mientras otros van a universidades donde el título se paga.”

¿Es este el nivel de la vicepresidenta del Gobierno? ¿Insultar a millones de estudiantes y profesionales que se han formado en centros privados con esfuerzo y dedicación? Un discurso cargado de odio, dirigido a dividir, enfrentar y provocar.

Pero el problema no es solo Montero. Es Pedro Sánchez, el presidente de un Gobierno que está completamente acorralado por su propio lodazal de escándalos. Y como toda fiera herida, ataca con rabia y sin medida, aunque sea a costa de destruir la convivencia, la educación y la libertad.


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Madrid y Andalucía, objetivos preferidos

No es casualidad que la diana de este ataque vuelva a ser Isabel Díaz Ayuso y la Comunidad de Madrid, junto a Andalucía. Regiones donde el modelo educativo funciona, donde hay libertad de elección, donde conviven universidades públicas de altísimo nivel con privadas de prestigio. Regiones donde el sanchismo ha sido derrotado en las urnas.

Ayuso ha respondido sin titubeos:

«Es un suicidio limitar las universidades privadas. Está feo renegar de la educación que te han dado tus padres.»

Y tiene toda la razón. Pedro Sánchez se educó en instituciones privadas, pero ahora reniega de ellas con tal de seguir esparciendo odio y dividiendo a la sociedad.

Cortina de humo para tapar el lodazal

No estamos ante una medida educativa. Estamos ante una maniobra rastrera para desviar la atención de lo que realmente importa:

  • El caso Koldo y las comisiones millonarias en mascarillas.
  • Las cátedras de Begoña Gómez otorgadas sin mérito ni transparencia.
  • Las reuniones opacas en Moncloa con empresarios afines.
  • Las cesiones a Puigdemont, un prófugo de la justicia que hoy gobierna España con 7 votos.
  • El blanqueamiento de exmiembros de ETA, ahora aliados parlamentarios del PSOE.
  • El ataque frontal al poder judicial, al que insultan y desacreditan si no obedecen.
  • El asalto a la propiedad privada con leyes intervencionistas, confiscatorias y arbitrarias.

Y la lista sigue.

Esto no es el futuro, esto ya ha pasado. Ya se ha atacado la propiedad privada. Ya se ha intentado colonizar el poder judicial. Ya se ha destruido la independencia de las instituciones. Ya se ha pisoteado la Constitución.


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Este ataque a las universidades privadas no es más que otra cortina de humo. Una trampa ideológica diseñada para tapar la podredumbre del Gobierno. Una estrategia electoralista para arañar votos entre los suyos, sembrando enfrentamientos y desprecio entre clases sociales, territorios e instituciones.

Es hora de decir basta.

Pedro Sánchez debe convocar elecciones ya. España no puede permitirse más tiempo bajo un Gobierno que destruye las instituciones, degrada la educación, insulta a los jueces, regala privilegios a prófugos y ensucia la convivencia.

Debe dejar de aferrarse al sillón como una garrapata. Y dejar de esparcir miseria y enfrentamiento como un hipopótamo enfangando todo a su paso.

La dignidad, la libertad y la democracia no pueden seguir esperando.

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