Pedro Sánchez lo ha conseguido: por primera vez en democracia, el fiscal general del Estado se sentará en el banquillo de los acusados. Pero no dimite. Y lo más grave: no lo cesan. Porque en este Gobierno no dimite nadie, pase lo que pase. Desde la corrupción al escándalo más inmoral, la consigna es resistir. Sánchez reescribe la historia de España… a su imagen y conveniencia.
Sánchez reescribe la historia con un fiscal procesado
El Tribunal Supremo ha avalado el procesamiento de Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, por la revelación de secretos contra Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. La decisión fue confirmada por los magistrados Palomo, Sánchez Melgar y De Porres, quienes han considerado que García Ortiz impulsó y coordinó personalmente la filtración de información confidencial en plena tormenta política.
El afectado no ha dudado en reafirmar su inocencia y, en un acto de soberbia institucional, ha declarado que su permanencia es “relevante y necesaria”. Afirmación que sólo puede entenderse como un escudo político del Gobierno para proteger a uno de los suyos. Porque sí, en la era Sánchez, la lealtad se premia, aunque se viole la ley.

Sánchez reescribe la historia blindando a los suyos
Sánchez reescribe la historia de España: Mientras el Partido Popular, con Feijóo al frente, exige su dimisión inmediata al grito de “No puede seguir ni un minuto más”, el Ejecutivo guarda un clamoroso silencio. Un silencio que apesta a complicidad. No hay ni un atisbo de responsabilidad. Ni siquiera el mínimo gesto ético.
Los medios afines al Gobierno, por su parte, apenas susurran la noticia. La hemeroteca es un campo minado: los mismos que pedían dimisiones por casos menores hoy guardan silencio, justifican o directamente blanquean a un fiscal procesado.
Las redes hierven. La indignación ciudadana crece. Pero el Gobierno sigue a lo suyo: blindando a los suyos, manipulando el relato y despreciando la verdad.
Así reescribe Sánchez la historia de España: corrupción, impunidad y relato
Este nuevo capítulo solo es uno más del manual de supervivencia política de Pedro Sánchez. Un presidente que ha pasado a la historia por:
- Indultar a golpistas.
- Dar el poder a prófugos como Puigdemont.
- Normalizar pactos con terroristas.
- Asaltar el Poder Judicial.
- Controlar el CIS, RTVE y la Fiscalía.
- Usar Moncloa como fortín privado.
- Permitir la impunidad de escándalos como Koldo, Ábalos o el hermano David.
- Y premiar con cátedras inventadas a su propia esposa.
Sin presupuestos, sin dignidad institucional y con la única hoja de ruta de seguir en el poder a cualquier precio, Sánchez ha convertido la democracia en una tragicomedia. Cada golpe a la separación de poderes, cada desprecio a la verdad, cada maniobra para imponer su relato, lo aleja un poco más de la política y lo acerca a la leyenda… pero en el lado oscuro de la Historia.

¿Qué viene después en la historia que Sánchez reescribe?
Sánchez reescribe la historia de España: El fiscal general camina hacia el banquillo, pero no solo. Lo acompaña el desprestigio institucional, la falta de credibilidad del sistema judicial y el silencio cómplice de todo un Gobierno.
Se avecinan meses decisivos: si no hay presupuestos, se prorrogarán los de 2022 por cuarto año consecutivo. ¿La excusa? Que ya vendrán los de 2026. Mientras tanto, España se malvende: en competencias, en principios, en decencia. Todo por unos votos.
Y como dice el refrán, “cuando el río suena, es que Sánchez ya ha vendido el agua”.
📌 Comparación final
Esto no es un Gobierno, es una S.A. de intereses personales. La historia la reescriben los que ganan… o los que manipulan. Y Sánchez, como un mal guionista, quiere que olvidemos lo que vimos, lo que sabemos y lo que sufrimos. Pero la realidad es tozuda, y los españoles no estamos ciegos.
El fiscal general procesado será una línea más en los libros del futuro. Pero el capítulo se titulará así:
“Pedro Sánchez: el hombre que convirtió la ley en papel mojado.”
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