El expediente maldito del pueblo que quiso borrar su nombre

El expediente maldito del pueblo que quiso borrar su nombre

Durante casi tres décadas, el nombre de aquel pueblo desapareció de las guías turísticas, de los GPS e incluso de los mapas oficiales. Nadie quería hablar del expediente maldito que, en 1996, provocó una serie de desapariciones, suicidios inexplicables y el abandono masivo de la población. Hoy, Diálogo Digital accede en exclusiva a documentos, grabaciones y testimonios ocultos que arrojan luz sobre uno de los casos más aterradores que jamás se investigaron en España.

El origen del expediente maldito

San Bartolomé del Silencio es un nombre que no aparece ya en ninguna base de datos cartográfica. Sin embargo, en los archivos de la Guardia Civil consta como una antigua pedanía de Castilla y León que en el verano de 1996 vivió una cadena de sucesos imposibles de explicar. El primero fue la desaparición de tres adolescentes durante la noche de San Juan. A la mañana siguiente, el perro de uno de ellos regresó solo, cubierto de barro y con la correa rota.

Ese mismo mes, la estación meteorológica local registró alteraciones bruscas en la presión atmosférica. A los pocos días, un agricultor encontró en mitad del trigal una figura de tierra quemada con forma de círculo perfecto. El miedo se extendió entre los vecinos, pero nadie hablaba en voz alta. No entonces.

El expediente maldito comenzó a tomar forma cuando una vecina, única superviviente de un intento de suicidio colectivo, declaró entre lágrimas que “el pueblo ya no nos quiere aquí, nos ha rechazado, no es nuestro”.

Las grabaciones del expediente maldito que nunca debieron ver la luz
Las grabaciones del expediente maldito que nunca debieron ver la luz

Las grabaciones del expediente maldito que nunca debieron salir a la luz

En septiembre de ese mismo año, dos investigadores de lo paranormal fueron invitados por un teniente de la Guardia Civil para grabar en la ermita de Santa Comba. Llevaban consigo una grabadora de bobina abierta Uher 4000 y un detector de campos electromagnéticos. Lo que recogieron aquella noche forma parte del expediente maldito: una voz femenina diciendo con claridad «no miréis arriba», repetida tres veces, cada una con una entonación distinta.

Un forense de Valladolid certificó que no había manipulación, y que la voz no pertenecía a ninguna de las personas presentes. Días después, uno de los guardias que presenció la sesión apareció colgado del árbol frente al altar. Su cuaderno, lleno de garabatos y signos indescifrables, fue incautado.

El teniente que autorizó la grabación fue trasladado y nunca volvió a hablar del caso. La cinta original desapareció.


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El abandono y la censura tras el expediente maldito

En diciembre de 1996, el Ministerio de Sanidad ordenó la evacuación del pueblo alegando una “explosión de moho negro tóxico”. Sin embargo, informes internos del Ayuntamiento hablaban de «hisopos de sangre en las paredes de casas vacías» y «testimonios de puertas que no cerraban, aunque fueran tapiadas».

El Obispado de Ávila ordenó la demolición de la ermita de Santa Comba al considerarla «foco de atracción para fuerzas oscuras». La demolición se realizó sin previo aviso y sin permitir documentación. Algunos vecinos denunciaron públicamente la desaparición de archivos parroquiales.

En 2002, el acceso al pueblo fue cerrado oficialmente con vallas del Ministerio del Interior, y desde entonces, el expediente maldito quedó enterrado en la burocracia.



Regreso a San Bartolomé: los ecos del expediente maldito

El pasado mes de marzo, un equipo de Diálogo Digital logró acceder a las ruinas del antiguo San Bartolomé. Lo que queda son viviendas devoradas por la maleza, muros quemados y, en el centro, una loma donde antes se alzaba la ermita. Allí, enterrado en un montón de tierra removida, hallamos un diario cubierto por un plástico deteriorado.

En sus páginas, alguien escribió lo siguiente: «Hoy ha vuelto a sonar la campana, pero ya no hay iglesia. La oigo dentro de mí. Mis sueños tienen puertas que crujen».

Un exvecino, localizado en Galicia, accedió a hablar con nosotros bajo condición de anonimato. Confirmó que desde el regreso al pueblo en 1997 para recuperar algunas pertenencias, sufre parálisis del sueño, alucinaciones auditivas y una patología neurológica sin diagnóstico claro.

El final del expediente maldito

En una sesión de exorcismo celebrada en una iglesia de Salamanca en 1998, se mencionó a San Bartolomé como «tierra mancillada por cultos ajenos a Dios». En los informes eclesiásticos, se hace referencia a rituales con invocaciones a Santa Comba, figura de origen gallego asociada al sincretismo entre cristianismo y cultos paganos.

En 2011, una mujer internada en un centro psiquiátrico de Burgos fue identificada como una de las adolescentes desaparecidas en 1996. No hablaba, no reaccionaba a ningún estímulo y escribía una y otra vez en la pared: «sólo mira arriba si estás solo».

¿Y si todo fue real? Los casos que inspiraron el expediente maldito

Lo que el lector acaba de leer es una reconstrucción ficticia basada en tres casos reales, todos ellos documentados:

  • El expediente Vallecas (Madrid, 1992): primer caso en el que la policía española firmó haber presenciado fenómenos paranormales en un domicilio.
  • El Palacio de Linares (Madrid): conocido por sus psicofonías y fenómenos registrados en grabaciones de televisión.
  • El cortijo Jurado (Málaga): vinculado a desapariciones de jóvenes, rituales y leyendas de terror.

El expediente maldito no existió como tal, pero sus fragmentos pertenecen a un miedo que sí fue real, a hechos que siguen sin explicación y a voces que, según quienes las escucharon, no han callado nunca.

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