El escándalo del software: silencio y evasivas en la UCM

El escándalo del software: silencio y evasivas en la UCM

El Silencio Inquietante de Blanca de Juan: Más Preguntas que Respuestas en la Comisión

La comparecencia de Blanca de Juan de Castro en la 4ª Comisión de Investigación sobre el caso Begoña Gómez dejó más sombras que luces. Su actitud evasiva y su negativa a responder preguntas claves sobre el software y la gestión de los fondos revelan un preocupante patrón de opacidad que no puede pasar desapercibido.

Desde el inicio, quedó claro que la señora De Juan prefería evitar la transparencia. Sus funciones como coordinadora de la Cátedra de Transformación Social Competitiva y del máster de dirección de fondos parecían abarcarlo todo… excepto la responsabilidad. En temas cruciales, como la gestión de presupuestos, las reuniones en Moncloa y la creación de un software aparentemente altruista, las respuestas fueron vagas o inexistentes.

El software desaparecido: un agujero negro de información

El tema del software desarrollado por la cátedra fue uno de los puntos más críticos. De Juan insistió en que no iba a responder preguntas relacionadas con este proyecto, pese a que las cuestiones planteadas no estaban judicializadas. Este software, presentado como una herramienta gratuita para las pymes, desapareció sin dejar rastro claro de su desarrollo o ejecución.

Peor aún, cuando se le preguntó sobre la titularidad de los dominios vinculados al software, como transformatsc.com, y su posterior transferencia, su respuesta fue un rotundo “no voy a contestar”. Este silencio, lejos de aclarar, incrementa las sospechas de irregularidades.

La gestión de fondos: entre límites y contradicciones

De Juan afirmó que los presupuestos para personal externo, como ella y Begoña Gómez, tenían un límite de 15.000 euros anuales. Sin embargo, se evidenció que en algunos ejercicios el importe ascendió a 22.176 euros. Ante esta contradicción, su explicación fue insuficiente, limitándose a derivar la responsabilidad a los órganos universitarios que, según ella, aprobaban todo.

Además, su justificación de que las empresas debían presentar presupuestos en apenas 24 horas raya en lo absurdo. Este plazo tan breve podría interpretarse como una estrategia para limitar la competencia y favorecer a ciertos proveedores.

Reuniones en Moncloa: ¿trato preferencial?

Otra revelación alarmante fue la confirmación de que algunas reuniones con Begoña Gómez se llevaron a cabo en Moncloa, “porque era más fácil para ella”. Este detalle refuerza las sospechas de un uso indebido de recursos gubernamentales en actividades académicas que, en teoría, deberían ser independientes del entorno político.

Negativa a responder y acusaciones veladas

En una muestra de arrogancia, De Juan acusó al vicerrector de haber mentido en la comisión respecto a la presentación de memorias económicas y de actividades. Sin embargo, fue incapaz de aportar pruebas concretas que respaldaran su afirmación. Además, evadió sistemáticamente preguntas sobre la relación de la cátedra con empresas como Google y los fondos aportados.

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Conclusión: una comparecencia que no convence

Blanca de Juan de Castro tuvo la oportunidad de aclarar dudas y desmentir sospechas, pero eligió el silencio y las evasivas. Su actitud en la comisión no solo es una falta de respeto hacia el Parlamento, sino también hacia la ciudadanía, que merece respuestas claras sobre el uso de fondos públicos y la gestión de una cátedra en una de las universidades más prestigiosas de España.

Este caso refleja un preocupante desprecio por la transparencia y la rendición de cuentas. ¿Qué se está ocultando? ¿Por qué tanto silencio? Estas preguntas siguen sin respuesta, pero lo que sí queda claro es que la confianza en la gestión de esta cátedra está gravemente comprometida.

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