La Niña Fantasma y el Misterio del Olvido del Teatro Lara

La niña fantasma del Teatro Lara, leyenda viva en Madrid

¿Quién fue la niña fantasma del Teatro Lara?

En pleno corazón de Madrid, en la calle Corredera Baja de San Pablo, se alza uno de los teatros más antiguos y emblemáticos de la capital: el Teatro Lara, conocido por su elegante arquitectura y su historia centenaria. Inaugurado en 1880 por Cándido Lara, fue apodado “la bombonera de Don Cándido” por su estilo acogedor y ornamentado, y durante más de un siglo ha sido escenario de obras inolvidables como Los intereses creados de Jacinto Benavente, Canción de cuna, La muralla, o El amor brujo de Manuel de Falla.

Sin embargo, entre bambalinas, otro relato ha ido cobrando fuerza con el paso de los años: el de la niña fantasma que —según múltiples testimonios— habita los pasillos del teatro desde hace casi un siglo..

Butacas del Teatro Lara donde se ha visto a la niña fantasma
Dicen que entre estas butacas se aparece la niña fantasma del Teatro Lara

Risas, sombras y fenómenos inexplicables

Los primeros testimonios sobre esta presencia sobrenatural datan de principios del siglo XX. Actores veteranos afirmaban haber escuchado risas infantiles cuando ya no quedaba nadie en el patio de butacas. Algunos técnicos contaron cómo las luces se apagaban y encendían solas sin explicación, o cómo las puertas de los camerinos se abrían lentamente en mitad del silencio.

En los años 60, estos episodios comenzaron a documentarse con más detalle. Técnicos de iluminación narraban cómo las consolas de control fallaban de forma intermitente justo antes de una función. Una limpiadora, ya jubilada, aseguró que llegó a ver a una niña con vestido blanco cruzar el escenario una noche de invierno, para después desaparecer sin dejar rastro.

El testimonio más inquietante

Uno de los relatos más célebres y escalofriantes es el de una actriz que, a finales de los años 90, se encontraba sola en su camerino preparándose para la función. Mientras se maquillaba, notó una sensación de frío súbito. Al alzar la vista hacia el espejo, vio claramente detrás de ella el reflejo de una niña de unos 7 u 8 años, vestida con ropas antiguas, de época. Al girarse rápidamente, comprobó que no había nadie. El espejo seguía reflejando la estancia vacía. La actriz abandonó el teatro esa noche y tardó semanas en volver a presentarse allí.

¿Quién fue la niña fantasma?

A lo largo de los años, muchos se han preguntado por la identidad de esta presencia. Algunos creen que podría tratarse de una niña que falleció en el edificio antes de su conversión en teatro. Otros sostienen que se trata del espíritu de una pequeña actriz que sufrió un accidente durante un ensayo en la primera mitad del siglo XX, aunque no existen registros oficiales que lo confirmen.

El misterio se intensificó cuando, a comienzos de los 2000, un equipo de investigadores de lo paranormal llevó a cabo una serie de estudios dentro del recinto. Captaron psicofonías con risas infantiles, detectaron fluctuaciones electromagnéticas y anomalías térmicas en ciertos puntos del teatro, especialmente en camerinos antiguos y escaleras interiores.

¿Desaparición o silencio colectivo?

Curiosamente, en los últimos años, los testimonios sobre la niña fantasma han disminuido notablemente. Algunos expertos en fenómenos paranormales atribuyen esto a una pérdida de “energía colectiva”. Es decir, al dejar de contarse la historia, la fuerza del fenómeno disminuye. Otros creen que se trata de un simple proceso de olvido, o incluso de un deseo de proteger el prestigio del teatro en el competitivo mundo del espectáculo.

Sea como sea, el Teatro Lara continúa siendo un lugar de gran belleza, historia… y misterio. Aunque el telón baje cada noche, hay presencias que parecen resistirse a abandonar el escenario.

Sin embargo, en los últimos años, los testimonios sobre la niña fantasma han disminuido considerablemente. Este fenómeno podría explicarse por una reflexión común en investigaciones paranormales: cuando una leyenda deja de difundirse, pierde fuerza, disminuye la percepción colectiva y, con ello, los sucesos asociados tienden a desaparecer.

Sea cual sea la realidad, el Teatro Lara continúa guardando celosamente sus misterios, recordándonos que a menudo las historias sobreviven solo mientras haya quien las cuente.

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