OUIJA: La Tabla Maldita que Aún Susurra en la Oscuridad

OUIJA: La Tabla Maldita que Aún Susurra en la Oscuridad

Durante más de un siglo, la ouija ha sido tratada como un simple tablero de letras, pero lo que se esconde tras su superficie va mucho más allá del folclore. ¿Por qué algunos juran haber hablado con los muertos mientras otros sufren episodios que rozan la locura? ¿Qué ocurre realmente cuando un grupo de personas se sienta ante una tabla y pide una señal del más allá? Hoy, abrimos la caja sellada del misterio con nuevos datos, testimonios y casos documentados en España que no encontrarás en ningún otro medio.


🔮 De juguete victoriano a instrumento prohibido

La historia oficial dice que la ouija fue patentada en 1891 por Elijah Bond, y comercializada como un juego por la empresa Kennard Novelty Company. Lo que pocos cuentan es que antes de esta “invención”, ya existían variantes de comunicación con el más allá: mesas giratorias, planchettes con lápices y sesiones mediúmnicas donde las letras se escribían en trance. La ouija no fue un invento: fue la industrialización de una práctica milenaria.

Las letras, los números, las palabras “sí” y “no”, y la palabra “adiós” son mucho más que elementos de diseño. Representan un ritual simbólico que establece una puerta entre planos. Su éxito comercial en EE. UU. solo fue el principio. Tras su aparición en películas como El Exorcista (1973), su reputación cambió para siempre: de pasatiempo de salón a portal infernal.

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Lápida de Elijah Bond.

⚠️ El expediente Vallecas: cuando la ouija dejó de ser un juego

En España, el caso más escalofriante y documentado relacionado con una sesión de ouija ocurrió en el barrio madrileño de Vallecas en 1991. Una adolescente, Estefanía Gutiérrez Lázaro, murió en extrañas circunstancias tras participar en una sesión en su instituto, donde supuestamente contactó con el espíritu de un amigo fallecido. A partir de ese momento, su casa se convirtió en un foco de fenómenos inexplicables.

Los informes policiales, firmados por agentes que presenciaron objetos moviéndose solos, crucifijos girando y ruidos sin causa aparente, siguen siendo uno de los pocos documentos oficiales en España donde la policía declara haber presenciado hechos paranormales. Un caso único que marcó a generaciones y que, aún hoy, divide a escépticos y creyentes.

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 Estefanía Gutiérrez Lázaro

👁️‍🗨️ Casos desconocidos en la penumbra española

En mi trabajo de campo como investigador, he recopilado otros episodios menos conocidos pero igualmente perturbadores:

  • El tablero de Cádiz (2004): Cuatro jóvenes aseguraron haber contactado con un ente llamado «Ramiél», que predijo un accidente mortal. Uno de los participantes falleció dos semanas después en una colisión inexplicable.
  • El caso de la Residencia de Girona (2010): Siete internas de un centro de menores sufrieron ataques de ansiedad y alucinaciones tras usar una ouija improvisada en papel. Una de ellas escribió mensajes en un idioma desconocido que luego fue identificado como latín eclesiástico.
  • Una escuela rural en Cuenca (1998): El director denunció la aparición de marcas extrañas en las paredes y cambios de comportamiento en varios alumnos tras confiscar un tablero oculto en el aula.

Estos testimonios, recogidos en grabaciones, notas manuscritas y entrevistas personales, presentan un patrón: tras la sesión, hay una alteración inexplicable en el entorno o en la psique de los involucrados.


🧠 ¿Autoengaño, sugestión o puerta real?

La ciencia ha explicado el fenómeno ouija como el “efecto ideomotor”: movimientos inconscientes del cuerpo provocados por el cerebro. Sin embargo, esta teoría falla cuando las respuestas contienen datos imposibles de conocer por los participantes.

El Instituto de Parapsicología de Barcelona, activo en los años 80 y 90, realizó experimentos donde se blindaba el conocimiento del grupo y se aislaban variables externas. En varias ocasiones, se obtuvieron mensajes con nombres reales de personas fallecidas vinculadas a miembros del experimento sin que estos supieran nada al respecto. ¿Casualidad? ¿Memoria residual? ¿Comunicación auténtica?


📵 El riesgo real en la era digital

Hoy, existen cientos de apps de ouija. Muchos adolescentes acceden a ellas sin preparación, sin comprender que, aunque el canal sea digital, la intención sigue siendo invocatoria. Numerosos terapeutas consultados han coincidido en un aumento de episodios de ansiedad, insomnio y obsesiones tras el uso compulsivo de estas apps, incluso con simuladores de voces o “respuestas automáticas del más allá”.

Además, investigadores en psicología del comportamiento han advertido que este tipo de prácticas virtuales pueden amplificar la percepción de presencias o entidades, especialmente en mentes jóvenes o vulnerables.

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👣 Cuando el investigador también escucha

Puedo contar, sin afán sensacionalista, que yo mismo he experimentado fenómenos tras participar en una sesión de ouija de control en un antiguo convento abandonado en Guadalajara. Sin electricidad ni acceso a redes, grabamos lo que parecía una voz masculina que dijo “No estáis solos”. Nadie más hablaba. El análisis espectral de la grabación mostró una firma acústica distinta a la de los presentes.

¿Explicable? Quizá. ¿Olvidable? Imposible.


✍️La tabla sigue esperando

La ouija ha sido condenada por la Iglesia, ignorada por la ciencia oficial y perseguida por gobiernos. Pero sigue ahí. En casas, cajones, apps móviles o dibujada en papel. Su poder no reside en el objeto, sino en la intención de quien la utiliza.

Decía Jung que “lo que niegas te somete”. Tal vez ese sea el verdadero riesgo de la ouija: no lo que trae, sino lo que despierta.

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