Marta Bernardo, número dos de Juan Lobato y portavoz del PSOE, protagonizó uno de esos momentos que difícilmente se olvidan en política por lo grotesco del error cometido. Durante el debate en la Asamblea de Madrid sobre la comisión de investigación del caso Begoña Gómez, la mujer del presidente Pedro Sánchez, Bernardo decidió acusar a la diputada del Partido Popular, Mercedes Zarzalejo, de ser «corrupta» e «inmoral». Este ataque, sin pruebas ni fundamentos, no solo resultó inapropiado, sino que también demostró una falta de preparación evidente.

El episodio se agrava cuando, al buscar algún dato para sustentar su ataque, Bernardo cometió un error de proporciones épicas. Al consultar en Google información sobre la «exalcaldesa de San Martín de Valdeiglesias», con el fin de desacreditar a Zarzalejo, olvidó un pequeño pero significativo detalle: la exalcaldesa a la que hacía referencia era Mari Luz Lastras, del PSOE, quien fue detenida junto con todo su equipo en la famosa ‘Operación Pantano’, por presuntos delitos como prevaricación, malversación y fraude a la administración. Lastras, compañera de partido de Bernardo, gobernó el municipio bajo la sombra del exalcalde socialista José Luis García, que durante años se dirigió al consistorio.
Este monumental desliz no solo dejó en evidencia a Bernardo, sino que también provocó incomodidad en su propia bancada. Al terminar su intervención, el silencio y la falta de aplausos por parte de sus compañeros del PSOE fueron un claro indicio de que el resto del grupo no aprobó su actuación. Y no es para menos. ¿Cómo es posible que, en su intento de manchar la reputación de Zarzalejo, Bernardo terminara sacando a relucir el pasado corrupto de su propio partido en San Martín de Valdeiglesias?
Si algo quedó claro en esta sesión es que la improvisación y la falta de rigor no son aliados buenos en política. En lugar de investigar con detención, Bernardo se dejó llevar por el impulso de atacar, buscando información a última hora, sin verificar el contexto ni las implicaciones de sus palabras. El resultado fue un error bochornoso que, lejos de dañar a Zarzalejo, terminó revelando la fragilidad de su propia posición y la falta de control en el discurso socialista.
En lugar de rectificar sus palabras cuando el presidente de la Asamblea, Enrique Osorio, le pidió que retirara su acusación, Bernardo se negó. Sin embargo, el verdadero problema aquí no es solo su falta de autocontrol, sino su incapacidad para manejar información básica que cualquier portavoz debería dominar antes de lanzarse a una acusación tan seria.
Lo cierto es que, si hubiera consultado con más calma, habría visto que la exalcaldesa señalada en la «Operación Pantano» no era Zarzalejo, sino su compañera socialista Mari Luz Lastras. Pero no fue así. Marta Bernardo cayó en la trampa de la desinformación, la misma que su partido tanto dice combatir, y lo hizo de manera pública y notoria.
La moraleja de este episodio es clara: si vas a usar Google para sustentar un ataque político, asegúrate de leer más allá de los titulares. De lo contrario, puedes acabar atacando a tu propia gente.