Bajo la gestión del ministro Óscar López, el sistema ferroviario españoles un caos ferroviario, vive uno de los años más desastrosos de su historia reciente. Averías, retrasos, trenes detenidos y viajeros atrapados durante horas dibujan un panorama de incompetencia estructural. Mientras tanto, el ministro presume en redes sociales de que “el tren vive su mejor momento”. Nada más lejos de la realidad.
Caos ferroviario: el tren español se hunde mientras Óscar López tuitea la noche del 30 de junio al 1 de julio, una avería en la catenaria entre Yeles y La Sagra obligó a suspender durante casi tres horas el servicio de trenes de alta velocidad (AVE y AVLO) entre Madrid y Andalucía, y también en la línea Madrid-Toledo. Un total de 23 trenes se vieron afectados, y centenares de pasajeros quedaron atrapados bajo un calor sofocante, sin luz ni ventilación, durante más de 3 horas.
Uno de los trenes, con 318 personas a bordo, estuvo detenido sin que Renfe ofreciera soluciones efectivas. Los pasajeros sufrieron desmayos, ataques de ansiedad y golpes de calor, mientras el convoy seguía parado en mitad del campo. Solo gracias a la intervención de Protección Civil, Geacam y el 112 de Castilla-La Mancha, se repartieron botellas de agua y asistencia mínima.
Todo esto, mientras Óscar López publicaba mensajes autocomplacientes en redes sociales. Ni una comparecencia, ni una disculpa, ni una solución real.

Críticas crecientes y cero soluciones
El presidente de la Asociación de Usuarios AVANT de Ciudad Real, Pablo López, denunció la “inoperancia de Renfe y Adif” y criticó la falta total de información durante el bloqueo. En la estación de Atocha, los viajeros comenzaron a perder los nervios y se vivieron escenas de tensión entre interventores y pasajeros que exigían una explicación.
Desde la oposición política, el Partido Popular exigió responsabilidades inmediatas, mientras desde Andalucía se pedía la dimisión del ministro por «absoluto abandono institucional». Incluso sindicatos del sector han señalado la falta de personal de mantenimiento y planificación preventiva.
Pero desde Moncloa, silencio. Como si el caos ferroviario fuese una anécdota más, y no una evidencia de que el tren en España está fuera de control.
Cronología del desastre
Este año no es un caso aislado. Pero el 2025 acumula ya más de media docena de grandes incidentes ferroviarios.
Fecha | Incidencia | Trenes afectados | Estimación de viajeros | Tiempo medio de retraso |
---|---|---|---|---|
Enero | Fallo en trenes Avril por software | Varios convoyes | Miles | Hasta 24h |
Marzo-Abril | Huelgas en mantenimiento y circulación | 19 trenes diarios | Decenas de miles | Jornada completa |
Mayo 4 | Robo de cable en AVE Madrid-Sevilla | 30 trenes | Más de 10.000 | 2-3h por trayecto |
Junio 25 | Fallo eléctrico en El Prat | Rodalies BCN | Cientos | Retrasos en cadena |
Junio 26 | AVLO Zamora-Madrid paralizado | 1 tren | Centenares | 1,5h |
Junio 30-Julio 1 | Avería catenaria entre Yeles y La Sagra | 23 trenes | Centenares (1 tren: 318) | Entre 3 y 11h |
Más de 15.000 personas afectadas en estos seis eventos. Algunos tuvieron que abandonar estaciones y buscar alternativas por su cuenta. Otros quedaron encerrados como ganado, sin ventilación ni agua. Un secuestro sobre raíles.

De modelo europeo a vergüenza nacional
España invirtió miles de millones en su red de alta velocidad. Hoy, esa misma red se tambalea. El déficit de mantenimiento, las promesas incumplidas y el abandono del personal técnico han convertido un sistema de referencia en una vergüenza internacional.
En ciudades como Sevilla, los problemas en Cercanías son constantes. En Cataluña, el servicio Rodalies lleva años en caída libre. En Galicia, la falta de frecuencias y trenes nuevos ha convertido el viaje diario en una odisea.
Y en el epicentro, un ministro más centrado en su imagen pública que en el estado real de los trenes. Óscar López dedica más tiempo a atacar a Ayuso en redes que a explicar por qué cientos de viajeros siguen esperando devoluciones, indemnizaciones o explicaciones. El silencio es ya marca de la casa.

Lo que viene tras el caos ferroviario
Las soluciones ofrecidas por Adif y Renfe son tan repetidas como inútiles: “restablecimiento progresivo”, “circulación por vía única”, “equipo técnico trabajando”. Palabras vacías para tapar el colapso del sistema.
Y lo peor: no hay un plan. Nadie ha asumido responsabilidades. Nadie ha dado la cara. Y, mientras tanto, se sigue defendiendo desde el Gobierno que “todo va bien”.
Entre cables rotos y mentiras pulidas
Decía el refrán: «Tren que no pita, descarrila». Y este Gobierno lleva mucho sin pitar. El caos ferroviario que vive España no es fruto de la mala suerte, sino del abandono, la propaganda y la absoluta desidia de quienes deberían garantizar el derecho a la movilidad.
Óscar López se ha convertido en el community manager del desastre. Habla como si todo fuese perfecto, mientras el país entero se ve arrastrado por su incompetencia. Porque mientras se redactan tweets desde Moncloa, España se queda varada en mitad de la vía, bajo el sol, sin agua ni explicaciones.
El tren no vive su mejor momento. El que vive su mejor momento es el engaño. Pero ya no cuela.