Sánchez rodeado de corrupción: su mano derecha Cerdán entra en prisión sin fianza

Sánchez rodeado de corrupción: su mano derecha Cerdán entra en prisión sin fianza

Sánchez rodeado de corrupción. Hoy, esa frase ha dejado de ser una denuncia política para convertirse en una fotografía judicial. Santos Cerdán, el que fuera su mano derecha en Ferraz, ha sido enviado a prisión sin fianza por orden del Tribunal Supremo. La acusación: delitos de cohecho, tráfico de influencias y pertenencia a organización criminal. La caída del arquitecto del sanchismo es ya oficial.


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La orden dictada por el juez Leopoldo Puente responde a la gravedad de las pruebas: más de 600.000 euros en mordidas bajo el paraguas del llamado caso Koldo, conexiones con empresas adjudicatarias, uso partidista de recursos públicos y vínculos personales directos con otros altos cargos investigados. Todo eso tiene un epicentro: Sánchez rodeado de corrupción, ya no por titulares, sino por hechos.

Cerdán no era un actor secundario. Durante años fue el operador político más eficaz del sanchismo, un “solucionador” de crisis internas que despachaba directamente con Pedro Sánchez y dominaba las estructuras del PSOE. Su ascenso se dio en paralelo al blindaje del presidente, especialmente tras la purga del Comité Federal y el refuerzo del núcleo de confianza tras la moción de censura de 2018. Hoy, todo ese andamiaje se resquebraja.



Pedro Sánchez, preguntado por los periodistas durante un mitin en Sevilla, evitó mencionar a su excompañero: “La justicia actúa con independencia. No hay comentarios que hacer”. Pero cada día resulta más difícil desvincular al presidente de la trama que se ha instalado en su entorno. Callar ya no es una opción: es una confesión encubierta.

En redes sociales, la indignación no cesa. “Se ríen del pueblo, reparten poder entre amigos y ahora huyen como ratas”, comentaba un usuario viral. Otros recuerdan cómo Sánchez prometió una regeneración democrática. Hoy, se le vincula a un entramado que ya incluye a su mujer investigada, su hermano imputado y su núcleo de confianza imputado o encarcelado.


Sánchez rodeado de corrupción: más que un eslogan, una fotografía del poder

La frase Sánchez rodeado de corrupción se ha convertido en el titular que resume una era política. Ya no es el estribillo de la oposición, ni un cartel en una manifestación. Es la portada de los autos judiciales que empiezan a tumbar el escudo del sanchismo.

El caso Cerdán confirma que no hay cortafuegos posible cuando las ramificaciones llegan tan dentro. Desde Ferraz hasta Moncloa, el sistema de favores, contratos, presiones y reparto de poder se ha revelado como algo más que una sospecha. Ha sido un modelo operativo. Y ahora, ese modelo colapsa.

No olvidemos que Cerdán fue el arquitecto de pactos con nacionalistas, el interlocutor de confianza con Bildu, el responsable de nombramientos clave en las listas del PSOE. Si alguien conocía los secretos del sanchismo, era él. Su silencio o su confesión pueden ser demoledores.


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Más allá de él, el cerco se estrecha sobre otras figuras relevantes. El exministro Ábalos sigue envuelto en sospechas que ya tocan contratos públicos adjudicados durante la pandemia. Koldo García, el primer nombre que hizo estallar la trama, ha implicado a múltiples niveles del aparato socialista. Incluso el empresario Víctor de Aldama y empresas pantalla como Servinalop, aparecen en decenas de sumarios judiciales.

El goteo de escándalos ya no es goteo: es un desbordamiento. Y el epicentro es Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.


¿Qué puede pasar ahora?

Los próximos días serán decisivos. Fuentes judiciales apuntan a que podrían abrirse nuevas piezas separadas del caso Koldo, incluyendo a actuales altos cargos. Además, la oposición ya baraja forzar una comisión de investigación parlamentaria nacional. La presión crece para que Pedro Sánchez dé explicaciones en sede parlamentaria o incluso convoque elecciones anticipadas.


Lo de hoy no es una anécdota. Es un antes y un después en la historia del sanchismo. Cerdán ha cruzado la línea que ningún otro del círculo había pisado hasta ahora: la prisión sin fianza. No hablamos de ceses simbólicos, ni de dimisiones negociadas. Hablamos de cárcel.

Y cuando la justicia avanza hasta ese punto, los relatos se rompen, los discursos se vacían y los partidos tiemblan.
Porque cuando el hombre que lo sabía todo sobre Sánchez está en la cárcel, nadie en Moncloa duerme tranquilo.

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