La gente que hoy acompaña a Javier Milei realmente es preocupante, hubo una especie de tironeo.
Durante mucho tiempo, años atrás, quienes ejercimos influencia sobre el actual presidente de Argentina, de todo tipo, desde lo personal, hasta lo profesional. Éramos académicos, consultores, profesionales, como en mi caso, debatiendo incluso desde un lugar filosófico.
El actual primer mandatario argentino se alejó de alguna forma de las ideas liberales por la influencia de sectores más conservadores, de ultra derecha, nacionalistas, religiosos, sectarios…
De hecho, él siempre mantuvo estos vínculos con algunos personajes que son bastante oscuros, no son tan conocidos al menos aquí en España, como por ejemplo un cura llamado Olivera Ravasi, entre otros… Y apoyándose en estas figuras nefastas, hoy éste es su basamento filosófico e ideológico, sumado a una personalidad que tiene algunas dificultades.
En varias oportunidades ha manifestado:
«Mirá, yo tengo una misión, y esa misión, es una misión que me viene de arriba» (señalando al cielo).
En lo particular, este comportamiento me llama la atención y no es casualidad que una de las frases de campaña de sus seguidores sea y hablen de «las fuerzas del cielo», pues esto sale de una conducta mesiánica.
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¿Qué es el mesianismo?
Mesiánico es el adjetivo que describe algo relacionado con el mesías o «el salvador». En el contexto religioso, el mesías es una figura esperada, a menudo en la tradición judía y cristiana, que traerá la redención o un nuevo orden a la humanidad.
Javier Milei está rodeado de personas que están bordeando el neofascismo, las nuevas derechas que son contrarias a la democracia, al liberalismo.
No está pudiendo controlar sus emociones, pero hay un punto aún más grave y es una pregunta que el pueblo debería formularse:
¿Qué tan vulnerable o permeable es él, susceptible a recibir manipulación por parte de otras personas?
Y sostengo que más allá de su histrionismo, su comportamiento violento, es un sujeto fuertemente influenciable, dato no menor y riesgoso por cierto.
No por nada se le acercan estos personajes, porque aprovechando su debilidad mística –por denominarlo de alguna manera– hace que con un discurso cuasi religioso se le puedan arrimar estos individuos y manejarlo a su gusto y gracia.
Asimismo, él es un hombre que a lo largo del tiempo ha demostrado necesitar la aceptación, la validación de otros, entonces al ser «aceptado» tiene una tendencia a complacer.
Antes de adentrarse a la política, el grupo de contención que Javier tenía, del cual yo era parte, no consistía en alabarlo o adularlo, todo lo contrario, era tratar de bajarlo, y en mi caso decirle verdades incómodas que otros no se atrevían, es decir, lo que hace un amigo que hoy no tiene.
Hoy lo que tiene a su alrededor son ventajistas, arribistas, que están al lado de él, que lo suben a una carga adrenalínica que lo potencian para usarlo en un proyecto político que ni él comprende.
Él lo que entiende en todo este escenario son las luces, las marquesinas de los teatros y auditorios, los «abrazos oportunistas».
En esta dependencia emocional, vale aclarar que su hermana, Karina, aparece principalmente durante la pandemia, donde ejerce mucha más influencia sobre él, pero también ella es un instrumento donde a su vez, cada uno se deja utilizar por diferentes intereses.

Javier Milei puede ser una anécdota en la historia y de todo este rollo el día de mañana.
Hoy es presidente increíblemente, y la pregunta es:
¿Quién está detrás de todo esto?
¿Qué grupo y qué intereses están detrás de él?
¿Qué ideas están detrás de Javier Milei?
Y eso es lo peligroso, que gran parte de la ciudadanía hoy no lo puede ver.
Francisco Bergoglio, hace poco más de un año atrás expresó:
«Yo les tengo mucho miedo a los Flautistas de Hamelin, en cualquier tipo de campo de la sociedad porque son encantadores. Si fueran de serpientes los dejaría, pero son encantadores de gente y las terminan ahogando. Gente que cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta con redentores hechos de un día para otro. No, la crisis debe ser asumida y superada pero siempre hacia arriba. Las dictaduras nacen de una flauta, de una ilusión, un encanto del momento y que después da lástima, nos ahogamos todos».
